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Kara Tippetts, quien luchó contra el suicidio asistido, es convocada a la casa del Padre

Por: Julie Filby

«Mi dolor se ha ido, mis temores se calmaron, estoy en los soberanas manos buenas de Jesús», fue el último mensaje de Kara Tippetts, una mujer de 38 años de edad, original de Colorado Springs, quien abogó en contra del suicidio asistido.

Kara murió el pasado 22 de marzo, después de una larga batalla contra el cáncer de mama. El mensaje lo dejó en un texto titulado, «Carta a mis lectores sobre mi muerte”, el cual fue publicado tres días después de que Kara fuera convocada a la Casa del Padre.

Como herencia, fruto de sus reflexiones personales, también dejó un libro titulado: The Hardest Peace (La paz más difícil), donde menciona cómo se puede pasar del miedo a la gracia y la paz en momentos tan dolorosos como los que ella atravesó antes de morir.

Consejo a Brittany Maynard

Tippetts, esposa del pastor Jason Tippetts de la Iglesia Westside y madre de cuatro hijos pequeños, supo atraer la atención de parte de la opinión pública el pasado mes de  octubre, después de contactarse con Brittany Maynard, una mujer de 29 años de edad, quien anunció públicamente su traslado a Oregón para aprovechar la ley de ese estado que permite el suicidio asistido por un médico.

En una carta  firmada el 8 de octubre, Tippetts suplicó a Maynard, quien murió el 1 de noviembre, para que no se quitase la vida: “Brittany, te amo, y siento mucho que te estés muriendo. Siento mucho que a ambas se nos haya pedido tomar un camino que parece simplemente imposible de caminar”, le dijo Kara en su carta que fue compartida más de un millón de veces en los medios sociales.

Conocer a Jesús, conocer que Él entiende mi difícil despedida, Él camina conmigo en mi agonía,… Mi corazón desea que lo conozcas en tu muerte. Porque en su muerte, protegió mi vida. Mi vida más allá de este mundo”, compartió Kara.

“Brittany, cuando confiamos que Jesús carga, protege y redime nuestros corazones, la muerte ya no es una agonía. Mi corazón desea que conozcas esta verdad, este amor, esta vida eterna. Te han dicho una mentira. Una terrible mentira. Que tu muerte no será bella. Que el sufrimiento será demasiado”.

“Al escoger tu propia muerte, les estás robando a aquellos que te aman con tanta ternura la oportunidad de estar contigo en tus últimos momentos y poderte ofrecer amor en tu último aliento”.

«El último beso, el último toque cálido, el último aliento importa», continuó, «pero nunca nos fue dado a nosotros el decidir cuándo se respira ese último aliento. Apresurar la muerte nunca fue lo que pretendió Dios. Pero en nuestra agonía, Él nos encuentra en su bella gracia”.

Reflexiones durante su agonía

Su blog, www.mundanefaithfulness.com, originalmente un sitio web donde ella  escribió acerca de la maternidad, se convirtió en el sitio donde Kara documentó su  recorrido a través de la quimioterapia y las cirugías. Allí compartió los momentos llenos de alegría con su familia a lo largo de su tratamiento, la experiencia de los cuidados paliativos y cómo ella vio la gracia de Dios: «incluso en los lugares más duros, desordenados y feos».

«Mi pequeño cuerpo se ha cansado de la batalla y el tratamiento ya no está ayudando», escribió el pasado 29 de diciembre. «Pero lo que veo, lo que sé, lo que tengo es a Jesús. El todavía me ha dado aliento y con eso yo oraré, viviré bien y me apagare poco a poco y bien”.

«Gradualmente, haciendo ambos, viviendo y muriendo, ya que tengo pocos momentos de vida, puedo acercarme  más a mi gente, besarlos y tiernamente hablar de amor en sus vidas… Puedo reír y llorar y preguntar acerca del cielo. Yo no me siento como si tuviera el coraje para ir por este trayecto, pero tengo a Jesús  — y Él proveerá”.

Tippetts continúo compartiendo sus reflexiones hasta 12 días antes de su muerte y expresó su gratitud en una carta publicada después de su partida.

«No puedo comenzar a utilizar este lenguaje tan simple para expresar lo que verdaderamente siento por esta comunidad», escribió. «Hay tanto amor en esta comunidad que apenas puedo recibirlo en mí a veces. Han orado por mí, llorado por mí, han compartido mi historia una y otra vez. Ninguno de ustedes sabe el amor que he sentido por cada uno».

En su carta, Kara pidió oraciones por su familia, para que puedan obtener «la cercanía y el consuelo de Dios».

Traducido del original en inglés y adaptado por Carmen Elena Villa.

 

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