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jueves, abril 18, 2024
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¿Está desapareciendo la libertad religiosa?

Si han estado siguiendo los recientes debates políticos y los fallos en nuestros tribunales, se darán cuenta de que estamos en un momento crucial en cuanto al lugar de los creyentes en nuestra sociedad.  Cada vez más, las creencias religiosas están siendo tratadas igual que las creencias que no dependen de la razón, sino de la voluntad de uno.

Como su pastor, los insto a que se hagan la pregunta: ¿Cómo responderé si me veo obligado a elegir entre mi conciencia y mi sustento de vida?, y si somos penalizados por vivir de acuerdo con nuestra fe, también es prudente preguntarnos cómo nos vamos a preparar para este nuevo entorno.

Últimamente, he pensado más en el tema de la libertad religiosa porque me uní a nueve de mis compañeros líderes religiosos para firmar la Carta de Williamsburg, en la Conferencia de Conservadores del Oeste.

Invariablemente, cuando el sistema político de un país no permite a sus ciudadanos elegir lo que creen, exige que le den al estado la devoción y la obediencia que se le debe a Dios».

La “libertad religiosa”, dice el segundo principio de los estatutos, “se basa en la dignidad inviolable de una persona.  No se basa en la ciencia o la utilidad social y no depende de los cambios de humor de las mayorías y los gobiernos”.  En otras palabras, la libertad religiosa proviene de la naturaleza, de cómo fuimos creados.

Solo basta ver los horrores del holocausto, los millones de creyentes asesinados en la Rusia estalinista, o la represión de los creyentes religiosos en China, India o Corea del Norte modernas para ver lo que sucede cuando la libertad religiosa es negada.

Invariablemente, cuando el sistema político de un país no permite a sus ciudadanos elegir lo que creen, exige que le den al estado la devoción y la obediencia que se le debe a Dios.

Las Hermanitas de los Pobres y su lucha por la libertad religiosa

En los Estados Unidos, esto se desarrolla de una manera poco diferente.  A medida que los legisladores aceptan y consagran protecciones en nuestras leyes para la moral sexual que está en conflicto con las creencias de muchas personas de fe, están favoreciendo un conjunto de creencias sobre otro.  Esto ocurre a pesar de la primera enmienda, la cual establece que el gobierno no hará ninguna ley que establezca una religión, y que en este caso toma la forma de una ideología pseudorreligiosa. El fervor con el que los defensores de las relaciones entre personas del mismo sexo, el transgénero y el aborto legal, impulsan su visión de la sexualidad sin tener en cuenta lo que los datos científicos dicen o no dicen, demuestra que su visión del mundo está basada en creencias, no en hechos.

San Juan Pablo II describió la relación entre la fe auténtica y la razón en su encíclica “Fides et Ratio”. Él escribió: “No hay, pues, motivo de competitividad alguna entre la razón y la fe: una está dentro de la otra, y cada una tiene su propio espacio de realización” (#17).

El fervor con el que los defensores de las relaciones entre personas del mismo sexo, el transgénero y el aborto legal, impulsan su visión de la sexualidad sin tener en cuenta lo que los datos científicos dicen o no dicen, demuestra que su visión del mundo está basada en creencias, no en hechos».

Lo que estamos enfrentando el día de hoy, es la fe sin razón.

La indignación por creyentes como Jack Phillips, que se han negado a usara sus habilidades para respaldar una visión de la sexualidad que no creen, es evidencia de que se está abandonando la razón.  Si esto fuera un desacuerdo sobre hechos, sería mucho más pacífico.  Pero es una disputa sobre las creencias.  Para obtener mas evidencia, podemos ver la difusión de los planes de estudio de educación sexual o los esfuerzos de los medios que promueven el género de las personas como algo que se puede elegir.  No hay datos científicos que indiquen que el género puede cambiar sin manipulación externa.  Es una creencia, una que tiene inmensos impactos espirituales y sociales, que se comercializa como algo más saludable y más libre.

Victoria de panadero, ¿discriminación o libertad religiosa?

A diferencia de los defensores de la moral sexual moderna que esperan que todos adopten sus valores, la fe cristiana nos enseña a respetar el libre albedrio de los demás y reconocer que la vida de cada persona impacta el bien común.  Como dice el sexto principio de la Carta de Williamsburg: “la cláusula de ejercicio libre garantiza el derecho a alcanzar, sostener, ejercer o cambiar creencias libremente.  Permite a todos los ciudadanos que lo deseen dar forma a sus vidas, ya sean privadas o públicas, sobre la base de creencias personales y comunitarias”.

La libertad religiosa ha servido como un principio fundamental de los Estados Unidos, pero a menos de que trabajemos para defender nuestro lugar en la plaza pública, formar personas con fe y razón, apoyar la vida familiar devota, y alentar la evangelización creativa y caritativa, continuará estando en peligro.

Que dios nos dé la sabiduría, la fuerza y la alegría que necesitamos para servirle como testigos de la belleza de la fe unida a la razón.

Arzobispo Samuel J. Aquila
Arzobispo Samuel J. Aquila
Mons. Samuel J. Aquila es el octavo obispo de Denver y el quinto arzobispo. Su lema es "Haced lo que él les diga" (Jn 2,5).
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