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De la infidelidad y la adicción a una familia misionera

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El camino de la familia Tavares

Sin duda alguna, la familia es el motor de la vida de muchas personas. Sin embargo, es muy común tener diferencias y conflictos, que, de no ser identificados y atendidos a tiempo, pueden convertirse en un grave problema capaz de destruirla. Esto le sucedió a los Tavares, que tuvieron que pasar por grandes retos, incluso casi perder la vida, para tocar fondo y transformar su vida. Con el deseo de comenzar una familia y tener una mejor vida, Daisy y Marco Tavares llegaron por primera vez a los Estados Unidos en el 2001. Debido al poco tiempo que pasaban juntos y la falta de Dios en su vida, comenzaron a distanciarse y a tener problemas conyugales que nunca se imaginaron.

Nos casamos por la iglesia, pero a pesar de tener el sacramento, no lo vivíamos y no lo respetábamos. Éramos católicos, con una vida desordenada” Daisy Tavares.

Tocando fondo

Sus problemas escalaron hasta llegar a la violencia y a la adicción a la pornografía, al sexo, al alcohol y a las drogas. Buscando salvar su matrimonio, Daisy y Marco se mudaron dos veces más, pero los conflictos los seguían. En Nuevo México, ambos comenzaron a trabajar en los medios de comunicación y a vivir una vida distinta a la que estaban acostumbrados, con fama y dinero, pero en un matrimonio de apariencia y alejados de Dios.

“Seguíamos con la doble vida. Íbamos a la iglesia, pero seguíamos con el desorden de nuestra vida”, aseguró la pareja.

Poco a poco, los problemas se fueron acumulando cada vez más hasta llegar a un grado de infidelidad donde incluso se vieron involucradas las autoridades, y Marco, por orden de un juez, tenía que mantenerse alejado de su esposa e hijos. Lleno de coraje contra su esposa, Marco decidió serle infiel, algo que solamente lo sumergió en un vacío más profundo. Sin darse cuenta, él cayó en una depresión que lo llevó hasta el punto de atentar contra su vida, acción que lo dejó en el hospital en estado coma. “Estuve en coma. Mi esposa me encontró cuando ya estaba casi inconsciente. Ahí yo tuve un encuentro con Dios”, recordó Marco.

Una resurección

Al ver a su esposo al borde de la muerte, Daisy cuenta cómo a pesar de los sentimientos de coraje, desesperación, deseo de venganza y tristeza, se rindió ante Dios y puso su vida y la de Marco en sus manos.

“No sé en qué momento, cuánto tiempo tenía rezando, pero recuerdo que caí de rodillas y empecé a llorar y empecé a pedirle perdón a Dios. Empecé a pedirle esa oportunidad para mis hijos, para mi familia. Al día siguiente me llaman y me dicen que había despertado. Desde ahí empezó a pasar algo en mi corazón”, expresó Daisy.

Una vez que Marco se recuperó y fue dado de alta, la pareja decidió mudarse nuevamente de ciudad y tomar un nuevo camino. Meses después, en su nuevo hogar de Hobbs, Nuevo México, Daisy fue diagnosticada con una depresión severa, lo cual la llevó a ser internada en una clínica mental donde ella asegura Dios comenzó a transformarla. Una vez fuera de la clínica, Daisy se refugió en Dios e hizo cambios personales, algo que su esposo Marco comenzó a notar, animándolo a acercarse a Dios. Ambos comenzaron a involucrarse asistiendo a retiros, misa, confesión y finalmente a vivir el sacramento del matrimonio, mientras Dios hacía maravillas en ellos.

“La fe es lo más grande que le puede dar uno a los hijos… Enseñarle la fe de nuestros hijos va unido a la acción y al ejemplo que le vamos dando a ellos. Creo que ese es el papel más importante que jugamos como padres, el mostrar nuestro ejemplo de fe, pero con la acción” Daisy Tavares.

Una familia misionera

Los planes de Dios siempre son mejores que los nuestros, y la familia Tavares es un gran ejemplo de ello. Poco después de comenzar a vivir su vida sacramental, Marco y Daisy fueron invitados a ser misioneros. Al sentir este llamado, la pareja decidió dejarlo todo y entregar su vida a Dios, dando testimonio de su conversión a otras personas. Hoy en día, Marco, Daisy y sus tres hijos, viajan por todo el país para llevar el mensaje a otras parejas, familias y comunidades. Agradecidos de lo que han vivido y de cómo Dios ha tocado sus vidas, ellos buscan tocar la de otras personas que están pasando por una crisis, o que simplemente están en busca de Dios.

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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